14 de noviembre de 2018, 00:08
El próximo mes de mayo la Asociación Gull Lasègue para el Estudio y Tratamiento de la Anorexia y Bulimia en Canarias cumplirá 20 años desde su creación. Dos décadas de intenso trabajo, no solo ayudando a personas con algún tipo de trastorno de la conducta alimentaria, sino también luchando para que estas enfermedades se traten de forma especializa y para que las familias sepan cómo enfrentarse a este problema. Gull Lasègue, a través del proyecto Inclúyete, ha sido una de las asociaciones beneficiarias de las ayudas de Acción Social 2018 convocadas por SAGULPA.
Los Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA) están considerados como la tercera enfermedad crónica más común en España. Pese a ello, en Canarias no abundan los estudios científicos relacionados con los TCA. El último, realizado en LPGC por Álvarez Malé en 2015, arroja un dato muy significativo: si bien los niveles de prevalencia de los TCA en población adolescente en Canarias se igualan a los de otras comunidades autónomas -situándolos en un 4,1%-, la probabilidad de riesgo de padecer esta patología en nuestro Archipiélago es, con casi un 25%, un 10% mayor que la media estatal.
Estos datos casan con las cifras que manejan los profesionales de Gull Lasègue y que constatan que la problemática de personas afectadas por los TCA abarca cada vez a más gente. La tiranía de la moda y las tallas, así como la asociación de la delgadez con la felicidad y el éxito, siguen siendo algunos de los factores determinantes para la aparición y desarrollo de anorexia, bulimina, trastorno por atracón o, el más común, el TCA no especificado.
Si bien es cierto que los TCA continúan siendo predominantemente diagnosticados en mujeres, “los últimos datos apuntan a un aumento de la patología entre varones dado que las presiones socioculturales orientadas a mejorar la apariencia física dejan de estar exclusivamente dirigidas a las mujeres”, explica Raquel Santana, psicóloga en Gull Lasègue especialista en TCA.
Pero hay más. En los últimos años ha habido un cambio respecto a la sintomatología que manifiestan los afectados de inicio en edad adolescente. “Actualmente -apunta la psicóloga-, presentan síntomas más graves propios de casos crónicos, mostrando un comienzo más agudo a la enfermedad” muy posiblemente a causa de las “visitas recurrentes a las páginas que hacen apología de la anorexia y la bulimia”.
Por esta razón, desde su fundación en 1999, uno de los grandes objetivos de Gull Lasègue siempre ha sido la puesta en marcha de iniciativas para la prevención de los TCA. En este sentido, solo en 2017 la asociación llegó a 3.250 personas a través de charlas de concienciación o jornadas de sensibilización, entre otras acciones.
Y en 2018 estas cifras no van a bajar en absoluto. "La demanda ha sido mucho mayor de lo esperado. Por ejemplo, en el marco del proyecto financiado desde el Área de Juventud y Salud del Ayuntamiento de LPGC, en lugar de las 30 charlas de prevención previstas hemos impartido 60", destaca Nereida Naranjo, trabajadora social de Gull Lasègue y responsable del proyecto Inclúyete: Atención Social para personas afectadas por Trastorno de la Conducta Alimentaria. Con estas charlas "hemos llegado a institutos de la capital grancanaria, así como a asociaciones deportivas, o que trabajan con menores en protección o situación de exclusión social, entre otros".
En el caso concreto del proyecto Inclúyete, el mayor impacto sin duda ha sido el de poder contar con una trabajadora social que, entre otras funciones, ha asumido la tarea de realizar estudios socioeconómicos individualizados que garanticen el tratamiento de pacientes con dificultades económicas. "Gracias a ello, en los dos meses de ejecución del proyecto, hemos logrado que 4 pacientes estén recibiendo tratamiento especializado, abonando por él una cuota ajustada a sus ingresos, sin que ello suponga un detrimento de su economía familiar", detalla Nereida Naranjo.
Si bien la acción de Gull Lasègue puede traducirse en grandes cifras -en estos 20 años ha atendido a unas 2.900 personas con sintomatología de TCA-, donde realmente se refleja la gran labor de esta asociación es en el compromiso adquirido por parte de los organismos públicos directamente implicados en la prevención y el tratamiento de los TCA.
En un primer momento todos los esfuerzos iban encaminados a dar visibilidad a la enfermedad y la atención de los y las pacientes. Sin embargo, según expone la trabajadora social de Gull Lasègue, "una vez logrado el reconocimiento de ésta y el compromiso de las instituciones públicas, hemos podido diversificar nuestro trabajo. Además de centrarnos en la atención individual de los pacientes y grupos de apoyo para familiares, hemos podido abrir un Centro de Día; consolidar los talleres semanales como apoyo al tratamiento individualizado; realizar estudios socioeconómicos para que toda persona con sintomatología de TCA, independientemente de su situación económica, reciba el tratamiento que necesita...", y todo ello con una plantilla estable de 11 profesionales, "lo que sin duda, aporta calidad en la atención directa que realizamos".
