RUTA CICLISTA: Aventura pirata a dos ruedas

1 de julio de 2020, 09:35


¡Embárcate con nosotros en una gran aventura! Viaja en bicicleta o Sítycleta a los siglos XVI y XVII sin moverte de Las Palmas de Gran Canaria con esta ruta ciclista recomendada para los pequeños piratas de la casa. 

RUTA CICLISTA: Aventura pirata a dos ruedas

En aquel entonces, la situación estratégica de las Islas Canarias hizo proliferar la piratería y en la costa de nuestra Ciudad se levantaron torres y castillos para hacer frente a los ataques. Con un poco de imaginación y los restos de las edificaciones que aún quedan en pie, nuestra tripulación combatirá cara a cara contra los legendarios almirantes Francis Drake y Pieter Van der Does, que intentaron tomar nuestra Ciudad.

Antes de enrolarte en este recorrido ciclista, recuerda poner a punto tu bici o registrarte en la app de Sítycleta para moverte a través de la historia de nuestra Ciudad con la bici pública. ¡Arriamos velas!¡A pedalear, marineros!  

Nuestro viaje al pasado parte desde el Castillo de la Luz, la fortificación más antigua de la provincia, sede actual de la Fundación de Arte y Pensamiento Martín Chirino

-¡Pirataaaas!

-¡Ármense con cuchillos, espadas y mosquetes! ¡Cierren el puente levadizo!. ¡Nos atacan!  Gracias a los gruesos muros del castillo aguantamos la dura ofensiva del pirata británico Drake: ¡Victoria! 

Tras la dura batalla en esta fabulosa fortaleza, podemos alquilar una Sítycleta en la estación Castillo de la Luz y avanzar por el carril bici a buen ritmo hasta llegar al muelle Santa Catalina.  Desde aquí tenemos unas estupendas vistas de la Base Naval, donde se erigía la antigua Fortaleza de Santa Catalina. Sus murallas se levantaron hace casi 400 años y sirvieron para defender Las Palmas de Gran Canaria de invasiones corsarias, aunque hoy en día sólo quedan los cimientos enterrados bajo el muelle. 

Para batirnos en la siguiente contienda contra los invasores, seguimos pedaleando por la Avenida Marítima. Justo donde finaliza el carril bici se ubicaba hace años el antiguo Muelle de Las Palmas y, hace siglos, la Torre de Santa Ana.  Este fortín era el extremo costero de la antigua muralla de nuestra Ciudad, que discurría a lo largo de la calle Bravo Murillo, hasta el Castillo de Mata. Seguimos en bici el recorrido de esta fortificación que delimitaba entonces el norte de nuestra Ciudad hasta llegar a lo que es hoy el Museo de la Ciudad y el Mar, que aún conserva un tramo de este muro.

-¡Resistan en las murallas! ¡Aguanten!

En el Castillo de Mata los palmenses rechazaron durante días los ataques de la armada holandesa, que finalmente consiguió romper las defensas y saquear la Ciudad. Para revivir estos combates heroicos nada mejor que acceder al Castillo, que ofrece a sus visitantes un recorrido por su historia y su arqueología.

Hemos perdido una batalla, pero no la guerra, así que tras visitar el Castillo de Mata, nos dirigimos por el carril bici de Primero de Mayo hasta la Plaza de Cairasco.  En esta preciosa plazoleta, donde también encontramos una estación de Sítycleta, destaca la fachada del Gabinete Literario, antigua casa del padre de las letras canarias, Cairasco de Figueroa. Además de por su creación literaria, Cairasco destacó por su labor de mediador con el corsario Van der Does, que incluso se alojó en su casa para negociar una salida ante el difícil momento que vivía la Ciudad por el asedio de la armada holandesa. 

A pie de pedal cruzamos desde el barrio de Triana por el Barranco del Guiniguada hasta el también histórico barrio de Vegueta, donde los piratas holandeses saquearon e incendiaron conventos, iglesias y casas. La Catedral de Santa Ana se salvó del pillaje de las tropas de Van der Does gracias a sus muros de piedra. No te puedes perder las vistas panorámicas de Las Palmas de Gran Canaria que se disfrutan desde la torre sur de la Catedral, junto a sus campanas de 500 años.

Los piratas siguen asolando nuestra Ciudad, por lo que nos desplazamos por el carril bici de Reyes Católicos para defender la muralla sur, que se levantaba a la altura de la calle Hernán Pérez de Bravo. Guardamos nuestras defensas con bravura, pero no podemos evitar que los holandeses destruyan la Ermita Nuestra Señora de Los Reyes

El paseo ciclista y nuestra contienda con los piratas culmina en el Castillo de San Cristóbal, junto al señero barrio marinero de la capital grancanaria. Este castillo, también conocido como el Torreón de San Pedro Mártir, protagonizó la defensa ante los asaltantes que llegaban para hacerse con un botín. Un dato curioso de esta pequeña torre de poco más de 200 m², es que apenas dispone de espacio porque esconde una gran roca en su interior. 

Tras lidiar en mil batallas y recorrer en bici el pasado de Las Palmas de Gran Canaria, llega el merecido descanso en alguna de las terrazas de San Cristóbal. Mientras saboreamos un pescadito fresco mirando al mar, imaginamos la dura vida de los isleños que durante varios siglos soportaron los ataques de los piratas más feroces de los tres continentes.