RUTA CICLISTA: Descubriendo grandes tesoros arquitectónicos de LPGC

14 de agosto de 2020, 12:07


Súbete a tu bicicleta o a Sítycleta y levanta la mirada para apreciar los detalles de los edificios más importantes del arquitecto racionalista Miguel Martín-Fernández de la Torre y de los proyectos que ideó junto a su hermano, Néstor, uno de los artistas más emblemáticos de Canarias. Descubrimos el enorme legado arquitectónico de estos hermanos, uno de los grandes tesoros de la Ciudad.

RUTA CICLISTA: Descubriendo grandes tesoros arquitectónicos de LPGC

La arquitectura es la protagonista este nuevo paseo en bici por Las Palmas de Gran Canaria para conocer dos estilos bien diferenciados que brillaron a mediados del siglo pasado en nuestra Ciudad: el racionalismo, caracterizado por la simetría y la funcionalidad, y el estilo neocanario, inspirado en la arquitectura popular canaria.

Empezamos el recorrido en el Edificio Staib, también conocido como edificio Shell, ubicado en el número 11 de la calle Eduardo Benot. La geometría lineal es la característica de este edificio funcional de oficinas, que se levantó en los años 30 con los planos de los arquitectos Miguel Martín-Fernández de la Torre y Richard Oppel. Hace años lucía un llamativo letrero de la Shell y próximamente cambiará su uso para albergar viviendas.  

Pedaleamos desde este edificio racionalista unos metros hasta llegar al Parque Santa Catalina, que acoge dos pequeñas casas blancas, con muros de piedra y una clara estética neocanaria: la Casa Fataga y la Casa del Turismo. Los hermanos Martín-Fernández de la Torre idearon estas construcciones, inspiradas en la arquitectura tradicional de nuestras Islas, para uso turístico: Néstor, el pintor, dibujó el edificio y Miguel, el arquitecto, diseñó los planos y se encargó de su construcción. La Casa Fataga es en la actualidad un restaurante, mientras la Casa del Turismo funciona como una oficina de información turística de la Ciudad y centro de acogida de visitantes. 

Tomamos la larguísima calle León y Castillo hasta llegar a la Casa del Marino, en el número 322, uno de los edificios más complejos ideados por el arquitecto racionalista. Cientos de ciudadanos palmenses visitan a diario este inmenso edificio de usos múltiples que ocupa toda una manzana y que durante décadas ha albergado servicios de lo más variopinto. Estudiantes del Instituto Marítimo Pesquero, pacientes de especialidades del Servicio Canario de Salud y usuarios de las oficinas del Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria acuden a este polifacético edificio, que abrió sus puertas en los años 60. 

Seguimos moviéndonos sentados en el sillín de nuestra bicicleta por León y Castillo, hasta toparnos con el carril bici de esta calle, justo tras la rotonda de Torre de Las Palmas. En los números 295 y 297 está otra parada de interés arquitectónico: la Casa Ley y Lang-Lenton. Estas dos elegantes viviendas adosadas de uso residencial son obra de Miguel, que también dejó su marca racionalista en otras viviendas del barrio de Ciudad Jardín. 

Pedaleando unos pocos metros más, giramos por la calle Hermanos García de la Torre hasta el cruce entre las calles Camilo Saint-Sáenz y Pereda, donde se localiza la Colonia Icot. Estas tres hileras de casas fueron proyectadas por el arquitecto grancanario como viviendas sociales y económicas, a pesar de estar ubicadas en uno de los barrios más selectos de la Ciudad. 

Retomamos el carril bici de León y Castillo y pasamos por el Consulado de Cuba hasta alcanzar las Casas Alvarado Blandy, también denominadas Colonia Alvarado. Este conjunto de viviendas con 6 casas a un lado de la calle y 3 casas al otro lado, reflejan el gusto por la simetría y los volúmenes semi cilíndricos de Miguel Martín-Fernández de la Torre. El grupo arquitectónico tiene dos proas en las azoteas, desde las que en los años 60 se podía contemplar el mar. 

Dejamos atrás la elegancia de Ciudad Jardín para descubrir la obra culmen del estilo neocanario, el Pueblo Canario, uno de los lugares más singulares de Las Palmas de Gran Canaria. Merece la pena hacer una parada en este recinto que plasma el ingenio artístico de ambos hermanos, emplazado junto al Hotel Santa Catalina y el Parque Doramas. Miguel construyó el Pueblo Canario en 1956, a partir del diseño conjunto con su hermano Néstor, tras la muerte prematura del pintor. Este espacio recrea con fines turísticos un rincón típico canario y se compone de una plaza cerrada por torreones con almenas y espadañas, muros de celosías y edificaciones que acogen tiendas, un bodegón, la antigua ermita de Santa y  el propio Museo Néstor, que exhibe buena parte de la producción de este reconocido pintor y decorador canario. 

Volvemos al carril bici de León y Castillo hasta alcanzar la calle Bravo Murillo, donde destaca el edificio institucional del Cabildo de Gran Canaria, la obra maestra de Miguel Martín. La torre sobresale en esta construcción, que fue rehabilitada en 2011 con la obra póstuma del arquitecto Alejandro De la Sota. Simbólicamente su fachada da la espalda a la ciudad antigua y mira hacia la nueva ciudad que crecía a principios del siglo XX.

Ya estamos dentro del barrio histórico de Triana, donde uno de los referentes escénicos es el Teatro Cuyás, en la Calle Viera y Clavijo. Entre los años 20 y 30 Miguel Martín proyectó por fases este conjunto cultural y de viviendas en el espacio del antiguo Circo Cuyás. A lo largo de los años, este recinto de estilo racionalista remodelado en numerosas ocasiones, ha sido un referente en el entretenimiento isleño ya que, además del circo, acogió peleas de gallos, un cine y representaciones teatrales. 

Si las piernas aún te piden pedalear un poco más, dirígete al Paseo Blas Cabrera Felipe, en el barrio de Zárate, donde se encuentra el último enclave de nuestra ruta, la Casa del Niño. Este imponente edificio racionalista, declarado Bien de Interés Cultural, dispone de más de 5.000 metros cuadrados y funcionó como macrocentro de menores de Gran Canaria durante la posguerra. El antiguo hospicio permanece en un notable estado de abandono e incluso algunos investigadores de fenómenos paranormales, aseguran que por las noches se escuchan lamentos y sonidos macabros. El Cabildo de Gran Canaria ha anunciado que rehabilitará este edificio de gran valor histórico y arquitectónico para darle un uso social. 

Y hasta aquí este paseo por la historia de Las Palmas de Gran Canaria a través de algunas de sus más preciadas joyas arquitectónicas. Es momento de echarte un buchito de agua, mientras descansas y disfrutas de la sensación única que la brisa del mar cercano deja en tu rostro.